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Chapter 5 - Capitulo 4

Frisk había atravesado las interminables cavernas de agua hirviente, el calor de Hotland apretaba más que nunca. Cada paso se volvía más arduo, como si la misma atmósfera tratara de sofocar su voluntad. Pero no había vuelta atrás. El sonido de las máquinas zumbaba a su alrededor, creando un entorno asfixiante, donde el metal y el vapor dominaban el paisaje. Sin embargo, en su interior, algo seguía encendido. La Determinación, esa fuerza que la había mantenido en pie, nunca la había abandonado, aunque las heridas del viaje comenzaban a hacer mella en su cuerpo.

Con la caída del guardia, Frisk se encontró a un paso más cerca de su objetivo. Sin embargo, ese paso venía acompañado de la pesada carga de su viaje. No solo había enfrentado monstruos, sino también sus propias dudas, los recuerdos de sus compañeros, la pregunta constante de si estaba haciendo lo correcto.

El viento caliente y seco golpeaba su rostro mientras avanzaba por los pasillos llenos de maquinaria. Las pantallas y cables chisporroteaban a su alrededor, mostrando imágenes de una batalla que, para muchos, parecería perdida. Y, sin embargo, ella seguía adelante. Había llegado hasta aquí. Ahora quedaba un solo obstáculo: Asgore.

De pronto, un sonido diferente interrumpió su camino. El eco metálico de los pasillos dio paso a un rugido familiar. Frisk se detuvo en seco, su mano instintivamente buscando la espada de Determinación que había invocado con tantas batallas.

A lo lejos, una sombra se deslizaba por los pasillos. Frisk no pudo evitar que una leve sonrisa se formara en su rostro. Conocía esa silueta, esa presencia en el aire.

— "¿Ya casi llegas, humana?" —dijo una voz desde las sombras, suave pero penetrante.

Sans apareció, como siempre, con una sonrisa relajada en el rostro y las manos en los bolsillos. A pesar de la gravedad del momento, no podía evitar ser él mismo. Pero esta vez, algo en su mirada era diferente. Había una intensidad que Frisk no había visto antes, una que reflejaba lo que estaba en juego.

— "¿Pensabas que esto sería fácil?" —preguntó, manteniendo la sonrisa, aunque sus ojos parecían estar buscando algo más profundo, algo en Frisk que aún no había mostrado.

Frisk lo miró en silencio, sin palabras. Sabía lo que venía, lo que él estaba a punto de hacer. Aunque se había encontrado con él en el pasado, este encuentro era inevitable. Sans estaba allí para probarla, para ver si su Determinación era genuina. O tal vez… para asegurarse de que no iba a cometer el mismo error que tantas otras veces.

— "Sabes lo que tienes que hacer, ¿verdad? No voy a ir fácil contigo", continuó Sans, sus hombros relajados a pesar de las palabras graves.

Frisk avanza lentamente. Sabía lo que tenía que hacer. Sabía que no podía retroceder. Los caminos que tomaba ya no se podían deshacer, y su destino era inevitable. Aunque no quería lastimar a nadie, su viaje hacia el trono de Asgore era lo único que importaba ahora.

Sans levantó la mano en un gesto juguetón, pero el aire alrededor de él parecía tenso, como si la atmósfera estuviera esperando algo.

— "Ya veremos qué tan fuerte eres en realidad, ¿eh?" —murmuró mientras una sonrisa más amplia se formaba en su rostro.

Con un rápido movimiento, Sans desapareció en una nube de polvo y apareció frente a Frisk, su esqueleto desvaneciéndose y reconfigurandose en un parpadeo, tal como hacía cuando la batalla comenzaba. Frisk, rápida y preparada, se coloca en posición defensiva.

Sin perder tiempo. La oscuridad en el ambiente se intensificó cuando, con una mano, invocó un pequeño rayo de luz que flotó sobre su cabeza. Fue solo un segundo antes de que el primer Gaster Blaster apareciera, apuntando directamente a Frisk. Esta vez, no tenía espacio para esquivar.

Frisk reaccionó rápido, su espada de Determinación brillando con una luz propia mientras saltaba hacia un lado, esquivando el rayo mortal. Pero Sans no se detuvo allí. Los Gaster Blasters aparecieron en una fracción de segundo, llenando el aire de ataques mortales. Frisk se movió entre ellos con la gracia de alguien que ya había enfrentado demasiados peligros.

Sin embargo, lo que más la preocupaba no era la cantidad de Gaster Blasters. Era la forma en que Sans usaba su teletransportación, desapareciendo y reapareciendo a su alrededor con una precisión aterradora. Era casi como si jugara con ella, forzándola a seguir el ritmo de su danza mortal.

Cada vez que Frisk pensaba que había tomado la ventaja, Sans aparecía a su lado, sonriendo como si todo fuera un juego. El sonido de los disparos se mezclaba con el eco de las explosiones mientras el espacio alrededor de ellos se transformaba en un campo de batalla lleno de luz y oscuridad.

Frisk estaba siendo probado, como nunca antes lo había sido. Y Sans lo sabía. Su habilidad para teletransportarse y su destreza con los Gaster Blasters mostraron una clara superioridad. Sin embargo, Frisk no era la misma persona que había llegado al mundo subterráneo. Su Determinación, esa fuerza interior que le había permitido seguir adelante, la hacía más fuerte.

Los segundos se estiraron, y Frisk no dejó de moverse. Cada Gaster Blaster que lanzaba Sans encontraba su objetivo en el aire, pero ninguno tocó a la joven. Finalmente, en un movimiento inesperado, Frisk lanzó un rápido golpe hacia Sans, cortando uno de los Gaster Blasters antes de que pudiera disparar.

Sans se detuvo por un momento, sus ojos brillando con una mezcla de sorpresa y respeto.

— "Hmm, veo que no eres tan débil como pensaba", dijo, su tono ahora menos juguetón y más serio.

Sin embargo, Frisk no estaba aquí para disfrutar de un duelo de titanes. La batalla, aunque llena de destellos de habilidad y poder, era solo un obstáculo más en su camino. Tenía un destino que cumplir, y este encuentro, aunque desafiante, solo le confirmaba que su viaje seguía siendo el correcto.

Con un movimiento rápido, Sans desapareció en un destello de luz. El aire se calmó, y la batalla terminó tan abruptamente como comenzó.

Frisk observó el vacío que dejó, su mente aún llena de preguntas sin respuestas. Pero no había tiempo para dudas. El camino hacia Asgore seguía adelante, y el final de este capítulo de su vida comenzaba a vislumbrarse ante ella.

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Frisk avanzó por los pasillos laberínticos de Hotland , el calor de la zona más profunda del inframundo parecía abrazarla con su intensidad, y el aire estaba lleno del inconfundible zumbido de maquinaria en constante funcionamiento. Sabía que su próxima parada era el laboratorio de Alphys, la científica encargada de muchos de los misterios que rodeaban ese lugar.

Al llegar finalmente frente a una puerta cerrada con una placa que decía Laboratorio de Alphys , Frisk respiró profundamente antes de girar el pomo y entrar. El interior era un espacio confuso y lleno de dispositivos, cables y pantallas de computadora, como si la ciencia y la tecnología fueran una parte integral del lugar. La luz parpadeaba intermitentemente, proyectando sombras extrañas en las paredes.

En una mesa llena de papeles y chismes electrónicos, una figura pequeña y amarilla estaba concentrada en una pantalla, y no notó la entrada de Frisk. Al principio, parecía que estaba perdida en su trabajo, hasta que Frisk tosió suavemente, llamando su atención.

— "¡Ah!" —exclamó Alphys, sorprendida. Se giró rápidamente en su silla, como si estuviera en medio de una tarea urgente. — "¡Hola! No te vi entrar. Soy... soy Alphys, la científica del inframundo. Es un placer conocerte."

Frisk, al ver a la tímida Alphys, sintió una mezcla de curiosidad y simpatía. La científica parecía nerviosa, algo que Frisk no había esperado encontrar en alguien tan importante en el inframundo.

— "Yo... Bueno, esto es un poco embarazoso, pero estoy trabajando en varios proyectos. Soy... bastante buena en ciencia, pero a veces... me siento un poco fuera de lugar," —dijo Alphys, ajustando sus gafas y mirando a la joven humana con algo de ansiedad.

Frisk notó que Alphys se sentía incómodo, como si estuviera ocultando algo detrás de su actitud. Sin embargo, no insistió y simplemente esperó a ver qué tenía que decir.

— "¿Tú eres..." —Alphys comenzó, pero vaciló antes de continuar—. "¿La humana que cayó del monte Ebott?"

Frisk se acercó en silencio, observando cómo la científica trataba de procesar la situación. La expresión de Alphys cambió un poco, y por un momento, parecía que estaba evaluando algo importante.

— "Es... es extraño. Todos los que vienen del mundo humano, no... no sé qué pensar. Pero... bueno, en fin. ¿Qué necesitas?" —preguntó Alphys, tratando de esconder su ansiedad tras un tono más serio.

Frisk se acercó un poco más, observando las pantallas y los papeles desordenados en el escritorio. La científica parecía estar trabajando en algo más que experimentos simples. Había códigos, diagramas y detalles de proyectos complejos, pero lo más llamativa era la máquina gigantesca en una de las esquinas de la sala. Aparentemente estaba apagada, pero Frisk pudo notar las marcas de desgaste en su estructura.

— "Es... un sistema de combate. Quería hacer algo grandioso para el espectáculo, pero... las cosas se fueron de las manos", —explicó Alphys, notando la mirada curiosa de Frisk hacia la máquina.

La máquina era definitivamente un misterio, y parecía tener una conexión directa con el espectáculo de Mettaton. Sin embargo, Alphys no explicó más sobre ello, como si estuviera evitando el tema.

— "Bueno... no es momento para eso," —dijo rápidamente, y luego, tras un largo suspiro, miró a Frisk con una sonrisa nerviosa—. "¿Te gustaría ver algo que hice? Un pequeño experimento. Nada peligroso, te lo prometo."

Frisk ascendió, algo intrigada por la oferta. Alphys, con un poco de nerviosismo, condujo a Frisk hacia otro rincón del laboratorio, donde tenía varias pantallas con monitoreos y análisis de datos. Parecía estar probando algo relacionado con el control de los monstruos, pero nuevamente no era claro de qué se trataba exactamente.

Frisk no podía evitar sentirse como si algo estuviera siendo oculto, pero también sabía que Alphys, por mucho que quisiera ayudar, estaba atrapada en una situación que no comprendía por completo.

— "Verás, esta es la última fase de un proyecto secreto que he estado desarrollando," —dijo Alphys, y su voz se hizo más baja, como si no quisiera que nadie más lo supiera—. "Pero... no estoy segura de qué hacer con ello. No estoy segura de que sea lo correcto."

Frisk la observó en silencio, esperando que la científica decidiera compartir lo que estaba en su mente. Finalmente, Alphys suspir profundamente.

— "Es... una máquina para ayudar a los monstruos. Pero no está lista. No quiero que nadie se entere de lo que estoy haciendo, porque si sale mal..." —se detuvo, mirando la máquina con una mezcla de incertidumbre y arrepentimiento.

Frisk entendió que Alphys estaba luchando con su propia conciencia, y el peso de sus decisiones pasadas estaba afectando profundamente su trabajo. No obstante, algo dentro de ella también sabía que esta revelación solo era una pequeña parte de la historia.

— "Alphy..." —comenzó Frisk, pero antes de que pudiera decir algo más, un ruido metálico comenzó a sonar a lo lejos.

La máquina comenzó a activarse por sí sola, y las luces parpadearon al ritmo de los circuitos. Frisk observó a Alphys, que parecía aterrada ante el repentino encendido de la máquina.

— "¡No! ¡No debía encenderse!" —exclamó Alphys, comenzando a presionar botones con rapidez en un intento de detener la activación. Pero fue demasiado tarde.

La máquina emitía un resplandor cegador, y antes de que Frisk pudiera hacer algo, una figura metálica apareció frente a ellos. Era Mettaton, en su forma robótica, tan deslumbrante como siempre, con luces brillando en todas direcciones.

— "¡Ah, Frisk! ¡Es un placer encontrarte aquí! Estaba esperando que llegaras a este punto", dijo Mettaton con su habitual entusiasmo teatral. "¡La función está por comenzar!"

Frisk se tensó al ver la aparición de Mettaton. No solo era un robot que constantemente intentaba ser un espectáculo, sino que ahora, con su forma más poderosa y agresiva, parecía estar más cerca de una amenaza real.

Alphys, sin embargo, miró con preocupación y miedo a la máquina que había activado, consciente de que las cosas se estaban complicando.

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Frisk observó a Mettaton, cuyo brillo metálico reflejaba la luz intermitente del laboratorio. Al principio, parecía un espectáculo como los de siempre, pero algo en su postura indicaba que esta vez las cosas no serían tan simples. La máquina que Alphys había creado comenzó a zumbar con fuerza, y Frisk pudo sentir que la tensión en el aire se intensificaba. Mettaton no parecía contento, y su actitud era mucho más grave que las anteriores interacciones que había tenido con él.

— "¡Oh, Alphys! No te preocupes, no fue tu culpa. ¡De todos modos, este es el momento perfecto para un gran espectáculo!" —dijo Mettaton, su tono exagerado como siempre, pero con una pizca de amenaza en sus palabras. Se levantó en el aire, con los brazos extendidos en un gesto teatral, como si estuviera a punto de hacer su gran aparición.

Alphys, por otro lado, no parecía tan segura. Miraba al suelo, sus manos temblando ligeramente mientras sus gafas reflejaban la luz de las pantallas.

— "No quería que esto pasara... no quería que la máquina funcionara. Mettaton... ¡no deberías estar aquí!" —exclamó Alphys, mirando con frustración y temor al robot que flotaba ante ellos.

Frisk, al ver la creciente preocupación en Alphys, sabía que las cosas se estaban saliendo de control. Había algo más que no estaba entendiendo. ¿Por qué Mettaton estaba allí? ¿Qué significaba todo eso para el inframundo y, sobre todo, para ella?

Mettaton rió, con una carcajada metálica que resonó por todo el laboratorio.

— "¡No te preocupes, querida Alphys! Esto es solo un pequeño ajuste para el show. ¿Y qué mejor manera de hacer que este humano se convierta en una estrella de nuestro espectáculo? ¡Un enfrentamiento glorioso, el mejor que he tenido!" —dijo, deslumbrante y seguro de sí mismo.

Frisk, sintiendo que no podía quedarse quieta mientras las cosas se complicaban aún más, dio un paso adelante. Sabía que el espectáculo de Mettaton, en su mayoría, siempre había sido una fachada, pero ahora no parecía tan simple. Ahora, parecía más una cuestión de vida o muerte.

— "No tengo tiempo para tus juegos, Mettaton. Si quieres un espectáculo, tendrás que darme una buena razón para seguirte". —Frisk dijo con calma, aunque su corazón latía más rápido. El calor en el aire, el zumbido de las máquinas y la presencia de Mettaton crearon una atmósfera peligrosa.

Mettaton le lanzó una mirada llena de incredulidad.

— "¡Oh! ¡Una humana que desafía mi espectáculo! Eso, querido público, es lo que llamamos 'intriga dramática'. Pero no te preocupes, Frisk. Te daré exactamente lo que necesitas: un espectáculo que te hará brillar." —La forma de Mettaton comenzó a cambiar, su cuerpo metálico se alzó aún más, y su expresión se volvió más feroz. La transformación de Mettaton no era solo estética, sino también una manifestación de su poder.

Frisk se preparó, su mente trabajó rápidamente, sabiendo que cada segundo contaba. Había aprendido a adaptarse a las situaciones, a leer a sus enemigos, pero ahora tenía que enfrentarse a algo completamente diferente. Mettaton estaba lista para luchar, y ella no podía darse cuenta del lujo de bajar la guardia.

La batalla comenzó, y Mettaton atacó con una velocidad impresionante. Disparó una lluvia de ráfagas de energía desde sus manos, cada una dirigida hacia Frisk con precisión. Sin embargo, Frisk ya estaba lista. Con un rápido movimiento, esquivó el primer ataque, y al mismo tiempo, invocó su espada de Determinación, una extensión de su voluntad y fuerza interior.

Mettaton sonando con arrogancia, moviéndose rápidamente en el aire para atacar nuevamente.

— "¡Eso es, Frisk! ¡Demuestra lo que tienes!" —gritó Mettaton, disparando más proyectiles que se movían en patrones erráticos. Pero Frisk, con su habilidad para leer los movimientos de sus enemigos, se movió con gracia, esquivando y buscando un hueco en la defensa de Mettaton.

Los ataques de Mettaton no eran fáciles de evadir, pero Frisk se mantenía firme. Cada golpe que lanzaba, cada evasión que realizaba, la acercaba más a un punto de no retorno, donde tendría que tomar una decisión difícil: ¿seguir con la lucha y arriesgarse a lo peor, o buscar otra forma de terminar este enfrentamiento sin destruir a su oponente?

Al final, después de varios intercambios de golpes y una lluvia de proyectiles, Frisk vio una abertura. Mettaton, al igual que su espectáculo, no podía mantener la intensidad de su ataque para siempre. El robot flotó hacia atrás, cansado por un momento, y fue entonces cuando Frisk aprovechó la oportunidad.

Con un movimiento ágil, invocó su espada de Determinación y la clavó en el núcleo de Mettaton, justo en el centro de su cuerpo metálico. La espada brilló con una luz dorada, como si la energía de la Determinación misma estuviera afectando al robot.

— "¡Nooo!" —gritó Mettaton, pero su grito se desvaneció en un estruendo metálico cuando la espada de Frisk atravesó su núcleo. La luz de Mettaton se desvaneció poco a poco, hasta que, finalmente, su cuerpo colapsó y se apagó. La máquina dejó de moverse, y todo quedó en un silencio tenso, solo roto por el sonido de la respiración agitada de Frisk.

La joven miró el lugar donde había caído Mettaton, sintiendo una mezcla de alivio y tristeza. Había derrotado a un enemigo, pero la situación no era simple. Al ver a Alphys, que estaba observando desde la distancia, Frisk se acercó lentamente. La científica estaba pálida, su mirada fija en el robot derrotado.

— "Lo siento... No quería que terminara así..." —dijo Alphys, su voz quebrada por la culpa. "Es... es todo mi error. Yo lo creé. Lo creé para el espectáculo, pero no sabía que llegaría a esto."

Frisk no dijo nada por un momento. Sabía que las palabras no podrían consolar a Alphys, pero tampoco podía culparla por lo que había sucedido. Al final, todos fueron víctimas de sus circunstancias.

— "No tienes que cargar con todo esto sola, Alphys", —dijo Frisk finalmente, mirando a la científica con una expresión seria. "Tienes la oportunidad de corregir lo que has hecho. Y eso es lo que importa."

Alphys levantó la mirada, sorprendida por la sinceridad de las palabras de Frisk. Aunque todavía sentía el peso de su error, algo en su interior se aligeró al escuchar esas palabras.

— "Gracias... gracias, Frisk", —susurró Alphys, y por primera vez, su rostro mostró una pequeña sonrisa.

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