Cherreads

Chapter 5 - Capítulo 5: Primera Chispa

El festival había terminado, pero el eco de su éxito seguía retumbando por la ciudad.

La Panadería Tempest amanecía cada día con una fila más larga que la anterior, al punto de que Rimuru se vio obligado a implementar un sistema de reservas... aunque no entendía por qué los clientes trataban de sobornar a Diablo con flores y chocolates.

—Amo Rimuru, estoy empezando a considerar abrir un club de fans. ¿Puedo usar su rostro como logotipo? —preguntó Diablo mientras envolvía una caja de panecillos con un moño plateado.

—Negado —dijo Rimuru sin mirar, amasando masa con la palma desnuda—. Y ni se te ocurra sacar figuras de acción.

Fue en ese momento que la campana sobre la puerta sonó. No fue un sonido cualquiera.

Fue delicado... elegante... con un leve toque eléctrico.

Akeno Himejima había llegado.

Vestía su uniforme escolar, con el suéter ligeramente desajustado para el clima cálido. Su sonrisa era tranquila, serena, pero sus ojos... esos ojos afilados como relámpagos lo examinaban todo.

—Buenos días~ ¿Todavía hay panecillos de lavanda?

Rimuru alzó la vista, limpiándose las manos.

—Justo sacamos una tanda nueva. ¿Primera vez por aquí?

Akeno fingió pensar, ladeando la cabeza.

—Vine durante el festival, pero la fila era... intimidante. Hoy decidí madrugar un poco. Qué suerte la mía.

Souei, desde el techo, no apartaba la vista de ella.

Diablo tampoco. Ya no sonreía.

Rimuru, en cambio, se mantenía relajado.

—Entonces bienvenida oficialmente. ¿Deseas acompañarlo con algo? Té de jazmín, café celestial, o leche de amapola.

—Qué nombres tan curiosos —comentó Akeno mientras se acercaba al mostrador—. Me hacen pensar que usted no es un panadero común.

—Y tú no eres una clienta común.

Hubo una pausa.

Akeno sonrió más ampliamente, sin negar nada.

—¿Oh? ¿Qué te hace pensar eso?

—Tu presencia. Es como una brisa antes de la tormenta. Suave... pero eléctrica.

Akeno soltó una risa encantadora.

—Qué manera tan elegante de decir "peligrosa".

Rimuru le sirvió un té y deslizó el panecillo de lavanda envuelto en un pañuelo bordado con hilos dorados.

—Solo digo que las personas especiales suelen atraer a otras especiales.

Ella lo tomó con delicadeza, sin dejar de mirarlo.

Sus dedos rozaron los de él. Un segundo. Dos.

—¿Y tú? ¿Qué clase de persona especial eres, señor panadero?

—El tipo que prefiere mostrar en lugar de explicar —respondió Rimuru, dándose la vuelta para limpiar una bandeja.

Akeno dio un mordisco al panecillo. Cerró los ojos.

...Y entonces los abrió de golpe.

Ese pan no solo estaba delicioso. Estaba vivo.

Como si hubiera una esencia fluyendo por él. Como si cada célula del pan bailara en perfecta armonía.

—Esto... —susurró—. No es magia común.

—¿Magia? —preguntó Rimuru por encima del hombro—. Yo solo uso harina, agua... y cariño.

Akeno lo miró con una expresión que mezclaba diversión con seriedad.

—No sé quién eres... pero no creo que seas alguien que simplemente hace pan.

—¿Y eso te molesta?

Ella sonrió.

—Al contrario. Me encanta el misterio.

Pagó con unas monedas, aunque Rimuru notó que llevaba un sello mágico grabado en una de ellas. Una forma de marcar el sitio. Una señal para que otros vinieran a inspeccionar.

La estaba tanteando. Él también a ella.

—Volveré —dijo Akeno antes de salir—. Y la próxima vez, quiero probar algo que no esté en el menú.

—Trato hecho —respondió Rimuru con una sonrisa sincera.

**

Cuando se fue, Souei descendió silenciosamente.

—Confirmado. Akeno Himejima, semiángel caído. Gran potencia mágica. Alta curiosidad.

—Y muy encantadora —añadió Diablo, aunque con tono seco.

Rimuru cruzó los brazos.

—Bien. Que se acerquen, uno a uno si hace falta. No tenemos nada que ocultar... aún.

El sol seguía saliendo sobre Kuoh.

Pero las piezas del juego comenzaban a moverse.

Y el panadero misterioso... ya era parte del tablero.

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