El Devorador pareció genuinamente complacido con el sabor de la carne enlatada, relamiéndose con sus extraños apéndices. Era una imagen grotesca, pero al menos nos daba unos preciosos segundos.
—Oye, Cerebrito —pensé rápidamente—. ¿Puedes hacer algo con esta cosa que me tiene pegado? ¿La cuerda interdimensional?
[Consultando base de datos... "Lazos de Contención Interdimensional Clase-Gamma"... Información limitada. Se requiere un análisis exhaustivo de su composición energética y propiedades dimensionales. Solicitando acceso a la Madre Nexus para obtener datos completos. Tiempo estimado de descarga: Variable. Podría ser desde unos cuantos ciclos estándar hasta... bueno, no hagamos predicciones pesimistas.]
(¿Ciclos estándar? ¿Estamos en una lavadora espacial otra vez?)
Mientras el Sistema estaba ocupado intentando descifrar el "cómo desatar a un humanoide pegajoso para dummies interdimensionales", mi mirada recorrió los restos de mi compra. Más allá de los huevos rotos y el queso desparramado, divisé la bolsa con los cereales, la leche en caja y una bolsa de dulces. No era el arsenal más impresionante, pero en esta situación, cualquier cosa era mejor que nada.
Con cuidado, para no hacer movimientos bruscos que alertaran al Devorador, me estiré lo suficiente para alcanzar la bolsa de dulces. Eran caramelos de frutas, de esos baratos que saben vagamente a la fruta que dicen ser.
—Oye, grandullón —dije en voz alta, tratando de sonar lo menos aterrorizado posible—. ¿Te gustan los dulces?
El Devorador levantó la cabeza, sus múltiples ojos enfocándose en la bolsa en mi mano. Su expresión hambrienta pareció suavizarse ligeramente, reemplazada por una curiosidad infantil.
[Análisis de la reacción del objetivo: Detección de nuevas fuentes de materia orgánica. Clasificación: "Dulces". Composición principal: Azúcares simples, saborizantes artificiales, colorantes. Valor nutricional para entidades de Nexus: Desconocido. Valor potencial como distracción: Podría ser significativo, dado el interés previo en la comida terrestre.]
Saqué un caramelo de color rojo brillante y lo lancé con cuidado hacia el Devorador. Cayó justo delante de uno de sus apéndices. La criatura lo observó con cautela, luego lo olió y finalmente lo engulló con un ruido de succión.
Sus ojos se iluminaron ligeramente. Parecía... complacido.
[Nueva información: El Devorador de Conocimiento muestra una respuesta positiva al consumo de "dulces". Sugerencia: Utilizar como elemento de distracción mientras se espera el análisis de la cuerda.]
(¡Dulces para el monstruo! ¿Quién lo hubiera pensado?)
Empecé a lanzar más caramelos, uno por uno. El Devorador los atrapaba con sorprendente delicadeza, emitiendo pequeños gorgoteos de satisfacción. Parecía un niño grande y peligroso al que le acababan de dar una bolsa de chucherías.
—¿Te gustan, grandote? Tengo muchos más —dije, intentando mantener mi voz firme mientras mi mente trabajaba a mil por hora. ¿Cuánto tiempo necesitaría el Sistema para analizar la cuerda? ¿Y cuántos dulces tenía en esa bolsa?
[Descarga de información de la Madre Nexus en progreso... 37% completado. Estimación de tiempo restante: Indeterminada. ¡La Madre Nexus a veces es tan lenta como la conexión a internet en un planeta primitivo!]
(¡¿Planetas primitivos?! ¡Estamos en medio de una crisis interdimensional y se pone filosófico con la velocidad de internet!)
Seguí lanzando dulces, observando cómo el Devorador se entretenía con cada uno. Era una tregua extraña, construida sobre la base de azúcares y saborizantes artificiales. Pero era una tregua al fin y al cabo.
La pregunta ahora era: ¿duraría lo suficiente? ¿Y qué pasaría cuando se acabaran los dulces?
[¡Alerta! ¡El Devorador de Conocimiento parece estar experimentando un "subidón de azúcar"! Su nivel de energía está aumentando.]
(¡Oh, genial! ¡Ahora tengo un monstruo hiperactivo!)
La situación era tan absurda que una risa nerviosa escapó de mis labios. Estaba atrapado, pegado al suelo, alimentando a un monstruo interdimensional con caramelos de frutas mientras mi teléfono parlante intentaba descifrar el pegamento cósmico.
El Devorador parecía genuinamente embelesado con los caramelos. Cada uno desaparecía en sus fauces con un ruido húmedo, y sus múltiples ojos se entrecerraban ligeramente, como si estuviera experimentando un placer inusual. Era una escena surrealista: yo, Alex, ex camarero con una profunda apreciación por los fines de semana libres, ahora actuando como dispensador de golosinas para una criatura cósmica que probablemente podría reducirme a polvo con un estornudo.
—Parece que tienes un gusto dulce, ¿eh, grandullón? —murmuré, sacando otro caramelo de color verde. Olía vagamente a manzana, o al menos eso decía la bolsa.
[Análisis del comportamiento del objetivo: Respuesta positiva continua al consumo de "dulces". Liberación de endorfinas detectada (según la información rudimentaria obtenida del teléfono del humanoide Beta-7 sobre fisiología terrestre). Posibilidad de generar una dependencia temporal.]
(¿Dependencia temporal de caramelos? Esto es más extraño de lo que jamás imaginé.)
Seguí lanzando los dulces, intentando calcular cuánto tiempo podría mantener a raya a la bestia con esta estrategia azucarada. La bolsa no era precisamente infinita, y dudaba que el Devorador se contentara con caramelos para siempre. Necesitábamos una solución, y rápido.
—¿Cómo va eso de desatarme, Cerebrito? ¿Alguna buena noticia desde la Madre Nexus?
[Descarga de información... 58% completado. La velocidad de transferencia sigue siendo... subóptima. Parece que la Madre Nexus está teniendo un día lento. Posiblemente esté actualizando su software o viendo videos de gatos interdimensionales. No juzgo.]
(¡¿Videos de gatos interdimensionales?! ¡Estamos en una emergencia!)
La impaciencia comenzaba a carcomerme. Cada gorgoteo de satisfacción del Devorador era un recordatorio de nuestra precaria situación. Una vez que se acabaran los dulces, ¿qué nos detendría? ¿Mi ingenio? Dudoso. ¿La amabilidad del monstruo? Absolutamente no.
Mi mirada se posó en los restos de mi compra. La leche en caja seguía intacta, al igual que la bolsa de cereales. Eran opciones menos atractivas que los dulces, pero quizás... quizás podríamos usarlos para algo más.
[Análisis de los objetos restantes en el inventario del humanoide Beta-7: "Cereales" (variedad azucarada), "Leche" (entera, fecha de caducidad desconocida). Valor nutricional para el Devorador de Conocimiento: Probablemente bajo. Potencial como distracción: Limitado, a menos que la entidad tenga un fetiche por el desayuno.]
—¿Fetiche por el desayuno? —pensé en voz alta—. No creo que un monstruo cósmico se preocupe por una dieta equilibrada.
Sin embargo, una idea comenzó a formarse en mi mente, tan descabellada que podría funcionar. Los cereales eran crujientes, y la leche... bueno, la leche era líquida. Quizás podríamos crear un desorden, algo que lo ralentizara o lo confundiera.
Mientras seguía lanzando caramelos, moví sutilmente mi mano hacia la bolsa de cereales. Era una caja grande, llena hasta el borde de aros de colores azucarados.
[El humanoide Beta-7 parece estar tramando algo. Analizando posibles estrategias basadas en los objetos disponibles y el comportamiento del objetivo... ¡Advertencia! ¡El nivel de azúcar del Devorador de Conocimiento está alcanzando niveles peligrosos! Está empezando a moverse de forma errática.]
El Devorador comenzó a dar pequeños saltos y a agitar sus tentáculos de forma más enérgica. Sus múltiples ojos parpadeaban rápidamente. Parecía estar experimentando un subidón de azúcar masivo.
—Mierda, creo que me pasé con los dulces —murmuré.
[¡Confirmado! ¡El objetivo está hiperactivo! ¡Su atención podría ser más difícil de mantener!]
Era ahora o nunca. Con un movimiento rápido, agarré la caja de cereales y la abrí. El dulce aroma artificial llenó el aire.
—¡Oye, grandullón! ¿Quieres un poco de... fibra? —dije, volcando la caja de cereales en dirección al Devorador.
Una cascada de aros de colores cayó sobre la criatura, cubriéndola parcialmente. El Devorador se detuvo, desconcertado, mientras los cereales crujían bajo sus apéndices.
[Reacción del objetivo: Confusión inicial ante la nueva forma de "comida". Intentando analizar... ¡Error! ¡Demasiados colores! ¡Sobrecarga sensorial!]
(¡Sobrecarga sensorial por cereales azucarados! ¿En serio?)
Aprovechando su confusión momentánea, intenté moverme, luchando contra la pegajosa atadura. Era como estar atrapado en una telaraña cósmica hecha de pegamento industrial.
—¡Cerebrito, ¿alguna novedad con esa cuerda?!
[Descarga de información... 83% completado. ¡Estamos progresando! Parece que la composición de la cuerda es... interdimensionalmente pegajosa. La Madre Nexus sugiere una contrafrecuencia específica para desestabilizar su adhesión. Calculando la frecuencia...]
Mientras el Sistema trabajaba, yo seguía intentando liberarme, retorciéndome y tirando con todas mis fuerzas. La cuerda se mantenía firme. El Devorador comenzó a sacudirse los cereales, su confusión dando paso a una creciente irritación.
Sabía que los dulces y los cereales solo nos darían unos pocos segundos más. Necesitábamos algo más, algo que realmente lo detuviera o nos permitiera escapar. Mi mirada cayó sobre la caja de leche.
[Cálculo de la contrafrecuencia... ¡Completado! Iniciando secuencia de liberación... ¡Advertencia! Requiere una emisión de energía precisa a través del conducto de conexión... es decir, el teléfono fusionado con la mano del humanoide Beta-7. ¡Podría ser... incómodo!]
—¿Incómodo cómo? ¿Me va a dar una descarga?
[Técnicamente, sí. Pero piensa en ello como un masaje energético interdimensional. ¡Podría ser revitalizante!]
(¡Un masaje energético que podría freírme los circuitos! Genial.)
El Devorador rugió, impaciente, y comenzó a avanzar de nuevo. Los trucos de la comida ya no funcionaban. Era hora de la desesperación.
Agarré la caja de leche y la lancé con todas mis fuerzas hacia los múltiples ojos del monstruo. La leche se derramó, cubriendo su rostro con un líquido blanco y pegajoso.
[Reacción del objetivo: ¡Irritación significativa! ¡El fluido parece interferir con sus sensores visuales!]
El Devorador retrocedió, siseando y tratando de limpiarse los ojos con sus apéndices. Era nuestra oportunidad.
—¡Ahora, Cerebrito! ¡Libérame de esta cosa!
[Iniciando secuencia de liberación. ¡Prepárate para el "masaje"! ]
El teléfono en mi mano comenzó a vibrar intensamente, emitiendo un zumbido agudo. Una oleada de energía recorrió mi brazo, y sentí como si miles de agujas diminutas me pincharan la piel. Era doloroso, pero la cuerda que me sujetaba comenzó a aflojarse.
Con un último tirón, me liberé de la pegajosa atadura, justo cuando el Devorador, aún cubierto de leche y cereales, volvía a fijar su mirada en nosotros, su frustración palpable.
—¡Corre, Alex, corre! —pensó el Sistema con una urgencia que nunca antes había escuchado.
Y eso hice. Dejé atrás la bolsa de dulces vacía, la caja de cereales derramada y la lata de carne enlatada como un extraño sacrificio a un dios del conocimiento hambriento, y corrí tan rápido como mis piernas me lo permitieron, adentrándome en el extraño y desconocido mundo en el que inexplicablemente me encontraba. El "masaje energético interdimensional" definitivamente no había sido revitalizante, pero al menos estaba libre... por ahora.